domingo, 17 de noviembre de 2013

¿QUE ES LA EDUCACION? SEGÚN IMMANUEL KANT

Kant sostiene como tesis pedagógica fundamental que la educación es absolutamente indispensable para el desarrollo de la humanidad. Precisamente por tener todos los seres humanos "tan gran propensión a la libertad", se les ha de "acostumbrar pronto a someterse a los dictados de la razón". El ser humano (como designación genérica) no es otra cosa que lo que de él hace la educación. "Hay que señalar que el ser humano se educa sólo por medio de otros seres humanos que también han sido, a su vez, educados". A unos, la educación les permite recibir una orientación empírica, es decir, hacia aquello que realmente se verifica en la realidad dada; otros, en cambio, se orientarán hacia las profundidades antropológicas, y en consonancia con sus ideas normativas. A este respecto, señala Kant:
"Una idea no es otra cosa que el concepto de una perfección que aún no se encuentra en la experiencia”. La idea de educación constituye el canon para la praxis de la educación. Hace posible la crítica educativa, escolar y de la enseñanza. Incluso cuando aún no se ha realizado en forma sustantiva o aproximativa, la "idea de una educación que desarrolla todas las disposiciones naturales de los seres humanos" parece "legítima". En la consumación de la educación buena y verdadera "está el gran secreto de la verdadera perfección de la naturaleza humana"

Para Kant resulta "maravilloso imaginar que la naturaleza humana se va a desarrollar cada vez mejor mediante la educación, y que es posible conformar ésta en concordancia con lo humano".
Por eso, la educación ha de estar planificada con arreglo a una orientación "cosmopolita", y ha de ser aplicada para "el bien del mundo".

"La buena educación es precisamente aquello de lo que dimana todo bien en el mundo."
Se sigue de aquí el principio ideal: "El niño no debe ser educado con miras al mejor estado posible del género humano hoy, sino pensando en el mejor estado futuro, es decir: acorde con la idea de lo humano y con su completa definición."
Una de las críticas de Kant a la educación practicada en su época, acaso por la educación familiar, estriba en que, comúnmente, los padres educan a sus hijos sólo de forma que se adapten al

Aunque admite que la educación de su época concretiza las tres primeras, se lamenta de que "vivimos una época de disciplina, cultura y civilización, pero ni con mucho de moralización". El propio Kant se manifiesta en relación con la cuarta tarea principal de la educación, que a menudo es mal comprendida por efecto de una falsa aplicación del concepto de moralidad- consiste en la obligación hacia un futuro ethos universal. La moralización significa especialmente que los educadores desarrollan la convicción de elegir "sólo conforme a fines buenos". "Fines buenos son aquellos que necesariamente aprueba todo el mundo; y que al mismo tiempo pueden ser fines de todo el mundo"
La moralización consiste, por tanto, en aquellos procedimientos educativos que aspiran a desarrollar el "carácter moral" de niños y jóvenes. Este está inseparablemente vinculado a la dignidad de todo ser humano y ha de ser interpretado, por consiguiente, en sentido anticolonialista, antiimperialista y antielitista o, más bien, "en sentido cosmopolita". Hay que educar a los niños a que cumplan:
a) "Pero el deber para con uno mismo consiste... en que el hombre preserve la dignidad de lo humano en su propia persona". En todas las acciones, el niño a educar tiene en cuenta "que el ser humano posee, en lo más íntimo, una cierta dignidad que lo destaca de todas las criaturas". Su deber es no renunciar a esta dignidad de la humanidad en su propia persona."
b) Los deberes para con los demás significan: "Ha de enseñarse ya muy pronto al niño el respeto y consideración del derecho de los demás." Kant insta, por ejemplo, a un niño rico a dispensar a los pobres el mismo respeto al derecho humano que a sí mismo.


De las muchas explicaciones dignas de reflexión que Kant añade con respecto a la educación, únicamente podemos citar -por razones de espacio- que en la educación es siempre preciso enmarcar el principio de obediencia remitiéndose a la razón ilustrada. En la última etapa de la educación, los deberes, la obediencia y la razón aparecen reunidos en uno, como sigue: "Hacer algo por deber significa: obedecer a la razón."

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