lunes, 18 de noviembre de 2013

MICHAEL DE MONTAIGNE

Historia general de la Pedagogía
LARROYO, Francisco.


Para Montaigne, la educación de su tiempo adolecía de graves vicios, era libresca, llena de pedantismo, alejada de la vida y propensa a sancionar  a los niños con castigos corporales. Esto nos da a entender que era una educación rigurosa  es decir que era una clara muestra de la educación tradicional en donde el docente tenía el poder y  todo el conocimiento, y en donde los alumnos solo eran entes pasivos, los cuales estaban propensos a ser sancionados por tratar de intervenir en un espacio en el que no les correspondía participar.
Por libresca entendemos a esa educación basada en libros y solo en memorizar la información que se proporciona e tal. El alumno debía de interiorizar esa información  para aplicarla solo en sus exámenes.
Llena de pedantismo, decimos esto pues aquí era el docente el que era el centro de todo el proceso de enseñanza aprendizaje y por ende era el que más sabía el que más libros se había memorizado y que se lucía y se alzaba por poseer tales conocimientos, pero esto obviamente no era una razón para ser pedante sino para ser criticada sobremanera, decimos que debe de ser criticada ya que memorizar no implica conocer.
Era una educación alejada de la vida pues como ya se ha mencionado solo se buscaba que el alumno memorice para sus exámenes, también se mencionó que memorizar no implica conocer y es por esto que lo que memorizaban estaba lejos de ser aplicado en su vida pues obviamente no podían aplicar algo que solo les servía para resolver los exámenes planteados por sus docentes.
Educación propensa a sancionar a los niños con castigos corporales, esta era una estrategia que usaban los docentes tradicionales con el fin de amedrentar  a sus alumnos para que así con el miedo a flor de piel, se preocupen por seguir en su proceso de memorización. Además era catalogado como el castigo “bueno” que hará comprender al alumno que el no hacer la tarea, está mal y que tal acción “mala “ debe de ser sancionada de esa manera.
Montaigne critica severamente esa educación y plantea un ideal de hombre, al cual denomina “hombre mundo”, este  nuevo “tipo” de hombre será aquel que es formado bajo un proceso educativo diferente al que él estuvo expuesto, es por ello que plantea un nuevo objeto para la educación, el cual es “formar al hombre completo en cuerpo y alma; el hombre que conoce el difícil arte de vivir la vida”
Para conseguir esto se debe de:
Educar el juicio del alumno, más que llenar su cabeza de palabras; aquí nos indica que los educandos deben de poner en juicio todo aquel montonal de información y conocimiento que reciben en sus respectivas instituciones educativas, es decir que deben aprender a enjuiciar todo aquello que crean necesario, esto permitirá que activen su capacidad de criticidad.
Motivar al alumno a ser partícipe de su propia formación, y cómo logramos esto, pues haciendo que opinen y que juzguen lo que expone el docente, este no será el único que conozca ni mucho menos el único que hable. Los educandos deben de participar en la clase, de manera constante, realizando preguntas, comentando y acotando alguna información que ellos, por su lado, han obtenido.
Además:
Si bien es cierto investigar es algo muy bien, que el alumno lea y relea muchos textos, tesis e información relacionada con el tema que está investigando también lo es, pero no se quiere que en su trabajo de investigación solo copie y pegue esa información, es decir que simplemente la reproduzca. Lo que se busca es que el alumno, al revisar cualquier cantidad de material bibliográfico, vuelva a plantear esa idea pero usando sus propias palabras es decir  que  a partir de lo investigado, “fabriquen” sus propios conceptos y que, como en términos coloquiales e puede manifestar, obtengan su “propia cosecha”.
Asimismo nos dice que los métodos utilizados en el desarrollo de la clase deben de estar orientados a  despertar el carácter participativo de los discentes, esto implica que en el salón de clase se dé una interacción entre los agentes participativos.
El buen estado físico del hombre es imprescindible para que este esté presto a adquirir los saberes necesarios para una adecuada formación integral, un bienestar tanto en el cuerpo como en el alma genera un equilibrio en el hombre.

El hombre deberá de formar su propio saber a partir de su propia experiencia, es decir que no solo esperará que venga un “instructor” a facilitarle la vida y proveerlo de saberes, sino que será él mismo quien se hará el camino para llegar al conocimiento pleno.

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